miércoles, 25 de febrero de 2009

...Una vez más

Me da por recordar de vez en cuando, sobre todo en esas pocas ocasiones en que coincido milagrosamente con alguien del otro lado del océano. Entonces abro las mismas carpetas, los mismos archivos, miro los mismos portarretratos que tantas veces he visto, y pasan a significar algo más que una simple imagen. Pasan a significar abrazos, viajes, amistades más fuertes que el hierro y lazos que no se cortarán jamás. Por mucho tiempo y muchos kilómetros de distancia que haya entre nosotros.

Hay personas, momentos y lugares que, de alguna forma, pasan a ser una parte más de ti. No se contentan con ocupar el sugar de simple recuerdo, ni de recuerdo muy vivo, sino que se convierten en algo tran imprescindible para ti como un brazo o una pierna. El problema comienza en cuanto uno se da cuenta de que un brazo o una pierna, a menos que ocurra algo realmente grave, no desaparecen de tu fisionomía así como así. En cambio, los recuerdos siempre están amenazando con desaparecer. Intentas visualizar determinado momento, y ya ha dejado de existir. Te esfuerzas por revivir los colores, los olores, las sensaciones que ese día te propiciaba, y te das cuenta de que no consigues nada. Hace falta mucho esfuerzo, horas de intentarlo y meses de entrenamiento, para que un trocito de esas imágenes llegue completo a tu cabeza.

La opción más sencilla, al menos a primera vista, es intentar reproducir las instantáneas que pasan por tu cabeza. Pero los momentos, al igual que las personas, son irrepetibles. Nunca, por mucho que uno se esfuerza, por mucho que se deje la vida en ello, se va a poder repetir un momento. Nunca se va a sentir lo mismo, a llorar lo mismo, a oler lo mismo, a palpar lo mismo. Las conversaciones no serán iguales, ni las presiones externas, ni el tiempo climático siquiera.

Y sin embargo, podría decirse que desde hace un tiempo, tomé la secreta decisión de dedicar mi vida a tratar de repetir momentos. Unos más vacíos y otros más completos. Pero parte de mí todos ellos. Tanto como las manos con las que escribo. Porque si me quitaran uno de ellos, en el mismo instante en que el primero se evapore en los vacíos de la memoria, entonces dejaré de ser yo.

1 comentario:

Ché Pérez dijo...

Siempre fieles, dicen. xD

Qué razón llevas, hostia, en eso de que cada segundo es irrepetible. Lo único que puede ser repetible es que yo baje a murcia de una puta vez y nos veamos. Saturadas agendas lo prohiben pero pronto, no digo cuando, bajaré :D