jueves, 5 de abril de 2012

Noche infinita.

Luego apareciste tú, maldita sea, y se me volvió imposible interpretar nada. Tú con tus diez años más de los que tienes, tus excusas para no vivir, tus sonrisas tristes (tus jodidas sonrisas tristes), tus jerseys oscuros que combinan con un bourbon aunque ya no bebas ni cerveza (wisky de antro, ponte riñonera, maldita sea), tus palabras civilizadas y tus balbuceos descolocados, camino recto, porte extraño, juventud ahorcada.

¿Cuándo decidiste empezar a crecer? ¿Cuándo decidiste que la madurez era eso, abandonar los vícios y escoger lo correcto, lo esperado? El tiempo nos aterroriza a todas. Supongo que un día te asomaste al espejo y soltaste un "mierda" así bajito, mientras contemplabas sin fuerzas una mirada demasiado cansada para tus veintipico años. ¿Qué hiciste después? ¿Leíste el decálogo del buen ciudadano, te compraste un coche? ¿Te diste a Spinoza para ahogar la realidad que ya no mataba la bebida? ¿Fue entonces cuando asumiste que "el sexo está sobrevalorado"? ¿O lo dices a propósito?

Joder, ¿qué se supone que estás haciendo? La vida sigue a tu alrededor, ¿sabes? No puedes confundirme así siempre, ya llevo sin aliento demasiado tiempo.

No hay comentarios: