sábado, 12 de mayo de 2012

Feliz 12M.



La primavera pasada todo cambió. Salimos a las calles a gritar que estábamos despiertas, hartas de que se nos tratara como mercancías en manos del 1%. Tras un largo silencio, tomamos las plazas para reivindicar una Democracia del 99%, en la que se respeten los derechos políticos, sociales y económicos que hoy están siendo atacados con el pretexto de la crisis. Seguíamos y seguimos sin casa, sin curro, sin pensión y SIN miedo.

Desde el 15 de mayo, el movimiento popular ha logrado activar las conciencias y señalar al R€gimen de la Troika, el PP y el PSOE como culpable del expolio a las mayorías sociales. En estos meses hemos parado centenares de desahucios, hemos inundado las calles en defensa de la educación y la sanidad pública, nos hemos organizado horizontalmente en las asambleas de los barrios y hemos defendido los bienes comunes como el agua y el conocimiento. Desde abajo hemos respondido al discurso de los que nos gobiernan y hemos empezado a construir las alternativas de forma colectiva. Pese a todo, no ha sido suficiente. Todavía no los hemos parado.

Siguen diciendo que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Dicen que los recortes son el único camino para salir de la crisis: que se ha acabado la fiesta. Pero nosotras no hemos vivido ninguna fiesta: los beneficios de la burbuja inmobiliaria y financiera se los quedaron los de siempre, y ahora -una vez más- pretenden que las de abajo paguemos. Son ellos quienes han vivido por encima de nuestras posibilidades y quienes ahora nos quieren obligar a elegir entre paro y precariedad.

Los ataques contra los derechos del 99% no cesan. Los recortes en los servicios públicos agreden directamente a los sectores más empobrecidos de la sociedad. La reforma laboral deja a las trabajadoras indefensas, y acaba con la posibilidad de un empleo estable para las jóvenes. Mientras, más de la mitad de nosotras estamos en paro. Quieren obligarnos a elegir entre miseria y emigración.

Pero no nos resignamos. Nosotras decidimos levantar nuestra voz con dignidad y rebeldía, y el poder responde con policía, violencia y leyes que criminalizan toda clase de disidencia en las calles. Mientras se amnistía a los grandes estafadores, se encarcela a jóvenes estudiantes y sindicalistas por atreverse a defender los derechos de las mayorías.

Si eres joven y ves cómo te roban el futuro. Si tienes un trabajo precario o estás desempleada. Si eres estudiante y ves cómo te suben las tasas. Si eres becaria y no ganas ni para el transporte público. Si ves cómo cada vez se le niega a más gente el derecho a la asistencia sanitaria. Si han cerrado la guardería de tu hermano o tu hija y ves que el banco sigue abierto. Si no puedes afrontar el pago de tu vivienda. Si eres mujer y cobras menos que tu compañero por el mismo trabajo. Si sabes que no vas a tener una pensión digna. Si te han subido los impuestos mientras siguen financiando a la corona y a la iglesia. Si ves cómo te empobreces mientras el 1% se sigue enriqueciendo a tu costa: hoy más que nunca, tenemos que estar dispuestas a no rendirnos, a salir a las calles y gritar que seguimos sin miedo.

Porque no se trata de celebrar el pasado, sino de construir el futuro.
Cueste lo que cueste.

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